El presidente electo, Javier Milei, vocea su ideología ante cada micrófono que se le acerca por diestra o por siniestra: “Soy liberal libertario”. Lo hace desde siempre; incluso desde cuando no había iniciado aún su carrera política, y solo iba a algunos programas de televisión para hablar de economía.
El libertarismo es una corriente política surgida durante una época anterior al Iluminismo del siglo XVIII. Sus raíces se ubican en el individualismo político del siglo XVII. Los libertarios mantienen valores liberales clásicos: individualismo, libertad económica y defensa del mercado como mejor orden para la asignación de recursos, entre otros. Esta corriente combina la defensa del individuo -como ente capaz de incidir en un sistema económico- con la reivindicación de la fuerza organizativa del mercado en la economía nacional.
En lo económico, una de las influencias más fuertes llega de la Escuela Austríaca, con referentes como Ludwig von Mises y Friedrich Hayek, figuras relevantes de esa línea de pensamiento durante la primera mitad del siglo XX.
Algunas ideas que se condicen con el ideario de esta corriente fue manifestando Milei durante las campañas proselitistas de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), de las elecciones generales, y del balotaje: reducción del rol del Estado, defensa del libre mercado, crítica a la clase política tradicional -la “casta”-, eliminación del Banco Central de la República Argentina, clausura de la obra pública, recorte de subsidios y libre uso de armas de fuego.
Sin embargo, sus posturas respecto de algunas cuestiones hicieron que ortodoxos de esta corriente política frunzan el ceño. Por ejemplo, su rechazo a la interrupción voluntaria del embarazo. Por otro lado, ahora no se trata del candidato, sino del presidente electo; la aplicación práctica de estas ideas en políticas concretas plantea desafíos y preguntas sobre la coherencia de su enfoque.
“Nueva versión”
“Si Milei es un liberal o libertario, lo es de una nueva versión vaciada de sentido; como la que se ubica como trumpista, bolsonarista o partidaria de Vox”, arremetió José Benegas, en referencia a los seguidores de los ex presidentes de Estados Unidos Donald Trump y de Brasil Jair Bolsonaro, y a los militantes de la agrupación española de derecha.
El abogado, ensayista y periodista especialista en temas filosóficos políticos y económicos agudizó el punto sobre el cual estructura su cuestionamiento a la condición de libertario de Milei. “Su apelación al ‘respeto al proyecto de vida del prójimo’ muestra carecer de sentido cuando sus referentes son personas que encabezan una especie de nuevo nazismo antilibertad sexual, como Agustín Laje y Nicolás Márquez. Eso es lo que entienden por liberalismo o libertarianismo sus seguidores, que aprendieron de ellos el significado de esas palabras”, criticó Benegas, director del Intermerican Institute for Democracy, de Estados Unidos.
De hecho, dio a entender que el espacio de Milei desconoce la esencia de la ideología que dicen profesar. “La nueva ola de jóvenes no podría distinguir al liberalismo de su opuesto histórico en la Argentina, que es el nacionalismo católico. Hay quienes no le dan importancia a una especie de sacrificio de una minoría para tener una ‘economía de mercado y menos inflación’. Pero es la forma más violenta y peligrosa de resolver conflictos políticos... y ya lo deberíamos saber”, manifestó Benegas.
“Siempre lo fue”
Marcos Falcone -magíster en ciencias sociales por la Universidad de Chicago y politólogo por la Universidad Torcuato di Tella- tiene una visión distinta. “Yo diría que Javier es un liberal libertario; que siempre lo ha sido, desde que empezó su carrera política y simpatizaba con la escuela de Chicago con y Milton Friedman, hasta que ‘se pasó’, entre comillas, a la escuela austríaca, a Mises, a Hayek”, afirmó el gerente de Proyectos de Fundación Libertad.
Sin embargo, concedió que el presidente electo desvió algunos tramos de la línea ideológica que dice abrazar. “Es verdad que Milei, en los últimos años, sobre todo, se alió con personas que no son liberales; con conservadores, con nacionalistas y con otras personas, cuyas ideas son incompatibles con el liberalismo”, puntualizó.
Falcone añadió que el presidente electo se encuentra ahora frente al desafío de mostrar qué tan fiel es a su línea de pensamiento político ideológico. “Probablemente la definición del gabinete nos dé una idea de si Milei se va a ceñir a sus ideas liberales o si va a hacer concesiones a sus aliados conservadores. Por ahora parece que los conservadores y los nacionalistas de La Libertad Avanza (LLA) no están teniendo mucho éxito”, señaló.
Incluso, Falcone consideró que en el andar del Gobierno también se irán viendo cómo se resuelve las tensiones internas dentro de LLA. “En el espacio de Milei se pueden encontrar una serie de corrientes distintas a la de él, la liberal libertaria, que en términos de economía es indiscutiblemente la más importante. En términos sociales -no económicos- hay una disputa entre elementos liberales y conservadores, que no está definida y que tendremos que ver cómo se desarrolla el Gobierno para ver cuál prevalece: si la corriente que quiere revisar el aborto y que no es muy tolerante con la diversidad sexual, o si prevalece la corriente liberal original”, puntualizó.